LA ÉTICA ESTOICA



Osmel A. Rivas Contreras 
Ig.: @osmelalbertorivas


La pérdida de alguien cercano; una enfermedad incurable; una experiencia traumática… Son tantos desgraciados azares que nos pueden suceder en la vida, y que parecen ser obstáculos para el alcance de la felicidad. Este valor supremo, muy a menudo considerado como objetivo último de la vida humana ¿Es una dulce utopía o un estado realmente accesible?

Numerosas filosofías optan por la segunda opción. Por ejemplo, de la Antigua Grecia hemos heredado varias escuelas de pensamiento, como el epicureísmo, el aristotelismo y el estoicismo. Estos sistemas, a diferencia de las religiones, pretenden de algún modo u otro, dar respuestas razonables para explicar los desafortunados azares de nuestra existencia.

En este breve resumen, hablaremos del estoicismo, específicamente, en lo que respecta a la ética estoica. Espero que les sea de gran utilidad para sus vidas.




El estoicismo se define como una escuela filosófica griega y grecorromana, fundada por Zenón de Citio en el Siglo IV a.C. Su concepción ética radicaba en que el bien no está en los objetos externos sino en la sabiduría y el dominio del alma, lo cual permite librarse de las pasiones y deseos que perturban la vida, valiéndose para ello de la valentía y la razón.

Durante el periodo helenístico, adquirió mayor relevancia y difusión, ganando gran popularidad por todo el mundo grecorromano, especialmente entre las élites romanas. Sus mayores exponentes fueron Epicteto, Diógenes de Sinope, Seneca y Marco Aurelio, emperador de Roma. Su periodo de preeminencia va del Siglo III a.C., hasta finales del Siglo II d.C. Tras esto, dio signos de agotamiento que coincidieron con la descomposición social del Alto Imperio Romano y el Auge del Cristianismo. Afortunadamente, esta corriente de pensamiento tiene cierta relevancia en la actualidad, por supuesto con matices y adaptaciones al mundo moderno.



Los estoicos proclamaron que se puede alcanzar la libertad y la tranquilidad tan sólo siendo ajeno a las comodidades materiales, la fortuna externa y dedicándose a una vida guiada por los principios de la razón y la virtud (tal es la idea de imperturbabilidad o ataraxia).

Asumiendo una concepción materialista de la naturaleza, siguieron a Heráclito en la creencia de que la sustancia primigenia se hallaba en el fuego y en la veneración del logos, que identificaban con la energía, la ley, la razón y la Providencia encontradas en la naturaleza. La razón de los hombres se consideraba también parte integrante del logos divino e inmortal.

La doctrina estoica consideraba esencial a cada persona como miembro de una familia universal. Además, convierte la naturaleza humana en norma para evaluar la validez y legitimidad de las leyes e instituciones sociales.

Los estoicos antiguos dividían la filosofía en tres: la lógica (teoría del conocimiento y la ciencia, que incluye la retórica y la dialéctica); la física (ciencia sobre el mundo y sobre las cosas) y la ética (ciencia de la conducta). Para los efectos del presente artículo, sólo abordaremos el último de ellos.

El estar todos los acontecimientos del mundo rigurosamente determinados y siendo el hombre parte del logos universal, la libertad no puede consistir más que la aceptación de nuestro propio destino, el cual estriba fundamentalmente en vivir conforme a la naturaleza. Para ello, el hombre debe conocer qué hechos son verdaderos y en qué se apoya su verdad.

El bien y la virtud consiste, por tanto, en vivir de acuerdo con la razón, evitando las pasiones (pathos), que no son sino desviaciones de nuestra propia naturaleza racional.  Las reacciones como el dolor, el placer o el temor, pueden y deben dominarse a través del autocontrol, ejercitado por la razón, la impasibilidad (apátheia, de la cual se deriva la palabra apatía) y la imperturbabilidad (ataraxia). Estas surgieron de la comprensión de que no hay bien ni mal en sí, ya que todo lo que ocurre es parte de un proyecto cósmico. Sólo los ignorantes desconocen el logos universal y se dejan arrastrar por sus pasiones. 

El sabio ideal es aquel que vive conforme a la razón, está libre de pasiones y se considera ciudadano del mundo, es decir, el cosmopolitismo que defiende la igualdad y solidaridad de los hombres. En este sentido, según los estoicos, todas las personas son manifestaciones del único espíritu universal y deben vivir en amor fraternal y ayudarse mutuamente.

Las cuatro(4) virtudes cardinales de la filosofía estoica son una clasificación derivada de las enseñanzas de Platón: La sabiduría, el coraje, la justicia y la templanza.

Después de Sócrates, los estoicos sostuvieron que la infelicidad y el mal son el resultado de la ignorancia humana de la razón de la naturaleza. Si alguien no es amable, es porque no es consciente de su propia razón universal, lo que lleva a la crueldad.  

Sostuvieron que las diferencias externas, como el rango y la riqueza, no tienen importancia en las relaciones sociales. En cambio, abogaron por la humanidad y la igualdad natural de todos los seres humanos.

En particular, se destacaron por su urgencia de clemencia hacia los esclavos. Séneca exhortó: “Recuerda amablemente que el que llamas esclavo, nació de la misma población, es sonreído por los mismos cielos y, en igualdad de condiciones con ti mismo, respira, vive y muere.”

Se desean acceder a la versión audiovisual del presente artículo, podrán hacerlo a través de este link. 




REFERENCIAS

.- Wikipedia, la enciclopedia libre. (s.f.) Marco Aurelio.  

.- Biografias y vídas. La enciclopedia biográfica en línea (s.f.) Marco Aurelio

.- Worl History Encyclopedia. (2018) Marco Aurelio. Autor: Joshua J. Mark. 

.- Alejandra de Argos. (2022) Marco Aurelio: Biografía, Pensamiento y Obras. Autor: Iker Martínez Fernández. 

.- Encyclopaedia Herder (s.f.) Marco Aurelio

 



 






 







 

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