Genios de la Antigüedad II: Epicuro



By Osmel Rivas 
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EPICURO podríamos describirlo como el eterno buscador de la felicidad por medio de la filosofía. También conocido como Epicuro de Samos, fue un filósofo griego fundador de la escuela que lleva su nombre (epicureimos) El aspecto más destacado de su doctrina fue el hedonismo racional. En este sentido, señalaba que el fin de la vida humana era procurar el placer y evadir el dolor, siempre de una manera racional y evitando los excesos, pues estos provocan un sufrimiento posterior. Los placeres del espíritu son superiores a los del cuerpo y ambos deben satisfacerse con inteligencia, procurando llegar a un estado de bienestar corporal y espiritual al que denominó ataraxia. 

Criticaba tanto el desenfreno como la renuncia a los placeres carnales, argumentando que debería buscarse un término medio y que los goces de la carne deberían satisfacerse siempre que no conllevará a un dolor en el futuro. La filosofía epicúrea afirma que la filosofia debe ser un instrumento al servicio de la vida de los hombres, y que el conocimiento por sí mismo no tiene ninguna utilidad si no se emplea en la búsqueda de la felicidad.

Aunque la mayor parte de su obra se ha perdido, conocemos bien sus enseñanzas a través de la obra De rerum natura, del poeta latino Lucrecio (un homenaje a Epicuro y una exposición amplia de sus ideas) así como a través de algunas cartas recogidas por Diógenes Laercio y fragmentos rescatados. En este pequeño artículo, hablaremos sobre la vida y obra de este gran filósofo.



EPICURO nació en el 341a.C en la Isla de Samos. Su padre, Neocles, era un maestro de escuela y su madre, Querestrata, era adivina. Comenzó a estudiar filosofía a muy temprana edad, siendo a sus catorce años de edad, alumno de Pánfilo (discípulo de Platón) de quien aprendió las bases del idealismo platónico. 

En el año 323 a.C, marchó a Atenas para cumplir el servicio militar, regresando posteriormente con su familia en el año 321 a.C, en su tierra natal. Allí, estudió con Nausífanes, un filósofo atomista discípulo de Demócrito y Pirrón, con quien tuvo una relación decisiva en su formación. Tras esos años, comenzó una etapa magisterial, estableciendo en el año 311 a.C, su primera escuela de filosofía en la ciudad de Mitilene, en la Isla de Lesbos. Sin embargo, tuvo una corta duración debido a rivalidades con los aristotélicos de la ciudad.

En el año 306 a.C, regresó a Atenas para fundar su escuela de filosofía, conocida como "EL JARDÍN". Éste ofrecía un lugar tranquilo, alejado del bullicio de la urbe, en el que tenían lugar desde charlas y convivencias, hasta comidas y celebraciones. Se trataba más de un lugar destinado al retiro intelectual que a la investigación científica. Eran admitidos en el recinto cualquier tipo de persona, sin importar su condición o clase social, incluyendo no sólo a personas respetables sino a gentes de vida disoluta, así como a mujeres y esclavos, lo que en aquella época constituía un hecho inusual para una escuela filosófica. Fue maestro de la misma hasta su fallecimiento en el año 270 a.C, a la edad de 72 años, dejando su dirección a su discípulo Hermarco de Mitilene. 



SU FILOSOFÍA 

Para Epicuro, la filosofía es el arte práctico de la vida, que tiene como finalidad la curación del alma humana. Su filosofía consta de tres partes: gnoseologica o canónica, que se ocupa de los criterios por los cuales llegamos a distinguir lo verdadero de lo falso; la Física, que estudia la naturaleza; y La Ética, que supone la culminación del sistema y a la que se subordina las dos primeras partes. 



Gnoseologica o canónica

Epicuro, al igual que Aristóteles, era empirista; la sensación es la base de todo conocimiento y se produce cuando las imágenes que desprende los cuerpos llegan hasta nuestros sentidos. Ante cada sensación, el ser humano reacciona con placer o dolor, dando lugar a los sentimientos que son la base de la moral. Cuando las sensaciones se repiten numerosas veces, se graban en la memoria y forman así lo que Epicuro llama las "ideas generales". Ahora bien, para que las sensaciones constituyan una base adecuada, deben estar dotadas de la suficiente claridad, al igual que las ideas, o de otro modo nos conduciría al error. 

Diógenes Laercio menciona un cuarto proceso de conocimiento: las proyecciones imaginativas, por las cuales podemos concebir o inferir la existencia de elementos como los átomos, aunque estos no sean captados por los sentidos. 


Física

Para Epicuro, toda la realidad está formada por dos elementos fundamentales: los átomos, que tienen firma, extensión y peso; y el vacío, que no es sino el espacio en el cual se mueven esos átomos. 

En su Carta a Herodoto, señaló que "nada surge de lo que no existe", indicando con ello que todos los eventos tienen causas, independientemente de si esas causas son conocidas o no, ya que de lo contrario, no habría necesidad de semillas específicas para plantas y cualquier cosa podría generarse de cualquier forma de material. Del mismo modo, también señalo: "nunca nada pasa a la nada", porque aquello en lo que se disiparian las cosas serían inexistentes. Por lo tanto: "La totalidad de las cosas fue siempre como es en la actualidad y seguirá siendo de la misma forma porque no hay nada en lo que pueda cambiar, en la medida en que no hay nada fuera de la totalidad que pueda inferir y efectuar un cambio." 

Las distintas cosas que hay en el mundo son el fruto de las diferentes combinaciones de átomos. El ser humano, de la misma forma, no es sino un compuesto de átomos. Incluso el alma está formada por un tipo especial de átomos, más sutiles que lo que forman el  cuerpo, pero no por ello deja el alma de ser material. Debido a ello, cuando el cuerpo muere, el alma muere con él. 

Con respecto a la totalidad de la realidad, Epicuro afirma que ésta, como los átomos que la conforman, es eterna; no hay un origen a partir del caos o un momento inicial. Tal y como leemos en la Carta a Herodoto: "Desde luego, el todo fue siempre tal como ahora es y siempre será igual."



La ética 

Para Epicuro, la filosofía tiene como fin llevar a quien la estudia y la practica a la felicidad, basada en la autonomía y la tranquilidad de ánimo. Su ética se basa en dos polos opuestos: el miedo, que debe evitarse; y el placer, que se persigue por considerarse bueno y valioso. 


El miedo

Para Epicuro, existen cuatro miedos que atenazan al ser humano y que deben combatirse: el miedo a los dioses; el miedo a la muerte; el miedo al dolor y el miedo al fracaso en la búsqueda del bien. 

Si bien Epicuro no era ateo, entendía que los dioses eran seres demasiado alejados de  nosotros y no se preocupaban por nuestras vicisitudes, por lo que no tenía sentido temerles. Por el contrario, los dioses deberían ser un modelo de virtud y de excelencia a imitar, pues según el filósofo viven en armonía mutua, manteniendo entre ellos relaciones de amistad. 

En cuanto al temor a la muerte, lo consideraba un sin sentido, puesto que "todo bien y todo mal residen en la sensibilidad y la muerte no es otra cosa que la pérdida de sensibilidad". La muerte en nada nos pertenece pues mientras nosotros vivimos no ha llegado y cuando llegó ya no vivimos. 

Por último, carece también de sentido temer al futuro, puesto que: "ni depende enteramente de nosotros, ni tampoco nos es totalmente ajeno, de modo que no debemos esperarlo como si hubiera de venir indefectiblemente ni tampoco desesperarnos como si no hubiera de venir nunca. 


El placer

Epicuro consideraba que la felicidad consiste en vivir en continuo placer. Este punto de su doctrina ha sido a menudo objeto de malentendidos, pese a que Epicuro hace una cuidadosa categorización de los placeres, indicando cuáles son recomendables y cuáles no.

En efecto, Epicuro señala que existen tres tipos de placeres: 1) Los naturales y necesarios: las necesidades físicas básicas, alimentarse, calmar la sed, el abrigo y el sentido de seguridad. 2) Los naturales e innecesarios: la conversación amena, la gratificación sexual y la artes. 3) Los inmateriales e innecesarios: que considera superfluos: la fama, el poder político o el prestigio.

Epicuro formuló además, algunas recomendaciones en torno a todas estas categorías de deseos: 1) El hombre debe satisfacer los deseos naturales necesarios de la forma más económica posible. 2) Se pueden perseguir los deseos naturales innecesarios hasta la satisfacción del corazón, pero no más allá. 3) No se debe arriesgar la salud, la amistad, la economía en la búsqueda de satisfacer un deseo innecesario, pues esto sólo conduce a un sufrimiento futuro. 4) Hay que evitar por completo los deseos inmateriales innecesarios, pues el placer o satisfacción que producen es efímero.

También distinguía entre dos tipos de placeres, basados en la división del hombre en dos partes diferentes pero unidos, el cuerpo y el alma: 1) Placeres del cuerpo: aunque considera que son las más importantes, en el fondo, su propuesta es la renuncia de estos placeres y la búsqueda de la carencia de apetito y dolor corporal; 2) Placeres del alma: el placer del alma es superior al placer del cuerpo, pues el corporal tiene vigencia en el momento presente, pero es efímero y temporal, mientras que los del alma son más duraderos y además pueden eliminar o atenuar los dolores del cuerpo. 

Epicuro dice que "todo placer es un bien en la medida en que tiene por compañera a la naturaleza." Los placeres que son contrarios a la naturaleza no son buenos, porque a la larga acarreará dolor y no sólo son más difíciles de conseguir, sino además, más fáciles de perder. 

También habla de la importancia de poseer una virtud para elegir y ordenar los placeres: la prudencia. El discernimiento de los diferentes placeres y la recta prudencia, permiten acercarse a una vida feliz. Epicuro valoraba como placer fundamental la tranquilidad del alma y la ausencia de dolor: "La ausencia de turbacion y de dolor son placeres estables; en cambio, el goce y la alegría resultan placeres en movimiento por su vivacidad. Cuando decimos entonces que el placer es un fin, no nos referimos a los placeres de los inmoderados, sino en hallarnos libres de sufrimientos del cuerpo y de turbacion del alma." Una vida plena privada, rodeada de amistades y de placeres moderados, con el mínimo de dolores posibles y tranquilidad en el alma, brinda la felicidad.

Espero que hayan disfrutado del contenido del presente artículo. Si desean ver su versión audiovisual, podrán acceder a ella a través del siguiente link



REFERENCIAS

.- Wikipedia, la enciclopedia libre. (s.f.) Epicuro.

.- Filosofía & CO. (2018) Epicuro o el hedonismo inteligente

.- Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. (s.f.) Epicuro

.- Filosofía.org. (s.f.) Epicuro

.- Biblioteca Nacional de España. (s.f.) Epicuro





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