Extracto del libro EL OCASO DE LOS IDOLOS, de , N° 34



Osmel A. Rivas Contreras
Instagram: @osmelalbertorivas

En esta sección, quiero compartir un pequeño extracto de una de las obras más emblemáticas del filósofo alemán, El Ocaso de los Ídolos,  en el que describe, de manera cruda y pragmática, la realidad sobre la verdadera motivación de los movimientos socialistas y anarquistas, los cuales no han cambiado, y que nos ayuda a explicar lo que hay detrás de algunos de los fenómenos sociales que se han suscitado en América Latina, especialmente en Chile, Colombia y Ecuador, entre otros. 

Antes de comenzar, quiero ofrecer mis excusas por el largo tiempo que estuve ausente en mi blog. Prometo en adelante, publicar de forma más regular. 

Estos son tiempos muy convulsos para América Latina, y es necesario, -si queremos darle un sentido coherente a lo que está pasando con estas mal llamadas insurreciones sociales, que no son más que acciones orquestadas con la única intención de desestabilizar la región e imponer una agenda internacional, encabezada por Cuba y Venezuela, a través del foro de Sao Pablo, para replicar el fenómeno constituyente en Venezuela, con el objeto de minar las instituciones y perpetuarse en el poder, trayendo como consecuencia, miseria y dolor-, es preciso conocer la historia, -una sabia compañera-, de los primeros movimientos socialista y comunistas de Europa de comienzos de siglo (XX) y cuáles fueron sus acciones y motivaciones, para así en la actualidad, conocer los rostros de quienes pretende promover e imponer un modelo fracasado, que ha traído dolor y miseria en algunos rincones del mundo.  Al mismo tiempo, es preciso leer a los intelectuales de la época, ya que ellos advirtieron sobre la clara amenaza que estos movimientos anarquistas representan. Nietzsche fue uno de ellos. 

Sin más preámbulos, aquí os dejo el extractor:

"El cristianismo y el anarquismo. Cuando el anarquista, como portavoz de las capaz sociales decadentes, reclama con hermosa indignación 'derechos, justicia e igualdad de derechos' habla sólo bajo el peso de su propia incultura que le impide saber por qué sufre realmente, de qué es pobre, es decir, de vida.

Su instinto dominante es el de causalidad: alguien tiene que tener la culpa de que él esté tan mal.

Por otra parte, su 'hermosa indignación' le hace bien por sí sola; cualquier pobre diablo siente placer injuriando, porque esto le produce una pequeña borrachera de poder. La simple queja, el mero hecho de quejarse, puede darle un encanto a la vida y hacerla soportable.

En toda queja hay una pequeña dosis de venganza; a quienes son de otro modo se les reprocha, como una injusticia, como un privilegio ilegítimo, el malestar e incluso la mala condición de quien se lamenta. 'Si yo pertenezco a la canalla y soy un canalla, tu deberías pertenecer a ella y serlo también' con esta lógica se hace la revolución.

El quejarse, no sirve absolutamente de nada; es algo que procede de la debilidad. No hay una diferencia entre atribuir nuestro malestar a otros como hace el socialista, o atribuirselo a nosotros mismos como hace el cristiano. 

Lo que en ambos hay en común -y habría que añadir de indigno- es que alguien debe ser culpable de que se sufra, con pocas palabras, el que sufre se receta, como medio de combatir su dolor, la miel de la venganza. 

Los objetos de esa necesidad de venganza, que es una necesidad de placer, son causas ocasionales: el que sufre, encuentra por todas partes causas para saciar su pequeña venganza. Si es cristiano, digámoslo otra vez, las encuentra dentro de él... tanto el cristiano como el anarquista son decadentes. 

Pero incluso cuando el cristiano condena, calumnia y ensucia el mundo, lo hace movido por el mismo instinto que impulsa el obrero socialista a condenar, calumniar y ensuciar la sociedad. El propio 'juicio final' es igualmente el dulce consuelo de la venganza, la revolución que también espera el obrero socialista, sólo que concebida como algo más lejano. El propio más allá... ¿Para qué serviría ese más allá si no fuera para ensuciar el más acá?"

Si desean dejar algún comentario sobre este y otros temas, sientense en la libertad de hacerlo. Gracias por su atención y nos vemos en próximas cápsulas.


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