El Efecto Pigmalion

Osmel Alberto Rivas Contreras
Ig.: osmelalbertorivas

Actualmente, la ciencia ha demostrado que la mente, al menos a nivel subatómico, puede influir sobre la materia, alterándola, bien de forma consciente o inconscientemente. No obstante, o existe evidencia clara, salvo contadas excepciones, -aunque estos podrían explicarse como producto de la mera casualidad- que los pensamientos personales puedan hacer levitar objetos o alterar el curso de acontecimientos externos. Tampoco existen pruebas de que la mente, de forma directa, o por sí sola, pueda alterar la personalidad o los pensamientos de otras personas, esto pese a que algunos aseguran que el cerebro no es más que una verdadero órgano cuántico, capaz de percibir señales electromagnéticas por sí sola, por lo que explicaría el porque muchos de nosotros podemos generar más de noventa mil pensamientos al día. 

Por otro lado, sí que existe evidencia clara de que las personas, a través de la persuasión y el convencimiento, y en no pocos casos utilizando el chantaje emocional, pueden influir sobre el comportamiento y la personalidad de otras personas. Esto se hace palpable en la crianza de los niños, cuya formación siempre estará supeditado a la naturaleza de la interacción que haya tenido con sus figuras de autoridad, llámese mamá y papá. 

Muchos de nosotros, aunque no queramos admitirlo, buscamos siempre la validación permanente de quienes nos rodea, especialmente de aquellos con quienes más interactuamos en nuestra vida personal, valga decir, miembros del núcleo familiar, compañeros de estudios, compañeros de trabajo, vecinos, entre otros. Es natural toda vez que es un rasgo instintivo que nos mantuvo vivos como especie desde tiempos prehistóricos. Recordemos que nosotros, los seres humanos, somos seres sociales, y como individuos, hemos siempre dependidos de una comunidad para garantizar nuestra supervivencia ante las amenazas externas, sobretodo en esos tiempos tan oscuros, donde eramos pocos y no contábamos con las tecnologías de ahora. La sociedad hace al hombre, y el hombre en su conjunto hace a la sociedad.

Actualmente, como ya vivimos en una sociedad globalizada, no le damos tanta importancia a la opinión que puedan tener los demás sobre uno mismo. Sin embargo, este rasgo instintivo aún está latente en nosotros. Por tal motivo, una mayoría considerable aún se ven afectados por la opinión de los demás, muchas veces llegando hasta el punto de cambiar, para bien o para mal, su personalidad y su rendimiento en diferentes ámbitos de su vida. Son más susceptible de sufrir tales cambios las personas con autoestima muy baja, o aquellos que debido a la naturaleza de su crianza, no pudieron desarrollar una personalidad sana, con carencias en cuanto al desarrollo de su inteligencia emocional, y de una percepción positiva acerca de sí y de sus capacidades. 

Este fenómeno se le conoce como Efecto Pigmalion, cuya expresión (o concepto) es utilizado hoy en día por la psicologia y la pedagogía para referirse a la potencial influencia que puede ejercer la creencia de una persona en el rendimiento de sí mismo o de otra persona.

Se debe su nombre al mito griego de Pigmalión, quien era un escultor que se había enamorado perdidamente de una de sus creaciones, Galatea. Fue tanto su amor, que la trataba como si fuera una mujer real. Un día, el protagonista tuvo un sueño en la que veia a su escultura viva. La Diosa Afrodita, sintiendo compasión por el hombre, decidió hacer que la escultura cobrara vida, toda vez que vió que ésta representaba la mujer de sus sueños. 

En la actualidad, existen representaciones artísticas, en especial en el mundo del séptimo arte, donde mejor se ejemplifica este mito: verbigracia, la historia de pinocho, en la que un artesano, conocido como Gepetto, construye un títere, que tenía un gran parecido a su hijo, quien había fallecido hace un tiempo atrás. Fue tanto el deseo que ténia el pobre anciano de tener a su hijo de vuelta, que la marioneta cobró vida. Otros ejemplos similares podrian ser: La Bella y Bestia; La Dama y el Vagabundo; La Princesa y el Sapo, Mujer Bonita, etc.  

Con base en su definición, El Efecto Pigmalión se identifica de tres maneras: 1) Cuando alguien consigue lo que quiere debido a la creencia de que podía lograrlo; 2) Cuando se cumple las expectativas que los profesores (o figuras de autoridad) tenía sobre la forma en cómo se comportaría sus subordinados, tomando en consideración ciertos factores; 3) Profecía Autocumplida, es una expectativa que incita a las personas a actuar en formas que hacen que éstas se cumplan. 

Existen dos tipos de Efecto Pigmalión dependiendo de los efectos que estos puedan tener en los sujetos observados. Por un lado, tenemos el Efecto Pigmalión Positivo (o propiamente dicho) que, tal como su nombre lo indica, produce un efecto positivo en el sujeto, de forma que afianza el aspecto sobre el cual se produce el efecto, provocando un aumento de la autoestima del sujeto y del aspecto en concreto. Por el otro, tenemos el Efecto Pigmalión Negativo (efecto Golem), en este sentido, la autoestima del sujeto de estudio baja, al igual que el aspecto sobre el cual se observa, incluso llegando a desaparecer este último. 

Existen diferentes ámbitos donde se puede observar claramente el Efecto Pigmalión. El más resaltante, y en donde surgió la teoría, fue en el Ambito Educativo. Sus precursores fueron Rosenthal y Jacobson, quienes estudiaron el Efecto Pigmalión, desde la perspectiva de la teoría sobre la profecía autorrealizada. En este sentido, los profesores fuormularon expectativas acerca del comportamiento en clae de diferentes alumnos y los van a tratar de forma distinta de acuerdo a dichas expectativas. Es posible que a los alumnos que ellos consideran más capacitados les den más y mayores estímulos, màs tiempo para sus respuestas, etc. Estos alumnos, al ser tratados de modo distinto, responden de manera diferente, confirmando así las expectativas de los profesores y proporcionando las respuestas acertadas con más frecuencia. Si esto se hace de forma continuada a lo largo de varios meses, conseguirá mejores resultados escolares y mejores calificaciones en los exámenes. 

Tomando en cuenta lo anteriormente expuesto, si aplicamos este método en Ambito Laboral, los resultados, en la mayoría de los caso, serian los mismos. Si un empleado recibe la continua aceptación de su jefe, es muy posible que aquel exhiba un alto desempeño en sus funciones y por tanto su rendimiento sea más alto, a la vez que efectivo. Si, por el contrario, sus capacidades son siempre cuestionadas por parte del superior, la actitud indiferente y desmotivación por parte del subordinado irán aumentando, lo que incuestionablemente conllevará una disminución de la cantidad y calidad de su trabajo. Empresas como IBM, Google, Apple, entre otras, notaron desde hace muchos años, que el refuerzo positivo, -y no el constante cuestionamiento y las críticas destructivas-, ayuda sin lugar a dudas, a un aumento considerable del rendimiento de sus trabajadores. Estas empresas le deben su exito a este método, así como a un aumento consecuente de la innovación y desarrollo. 

Finalmente, tenemos el Ambito Social. En todos los grupos sociales, la tradición cultural asigna normas de comportamiento a las que se espera que se adapten sus miembros. Estas normas imponen códigos de conducta que no es fácil rehuir, por ejemplo, el que una mujer deba tener gestos delicados o que, si la familia de una persona es adinerada, entonces esa persona debe vivir en una casa lujosa. Lo que empieza como una imitación por parte de los hijos de lo que hacen sus padres se convierte en su propio modo de ser. Esto quiere decir que las personas adquieren un rol a partir de los demás, y acaban creyéndolo propio. Se puede decir entonces, que somos lo que los demás esperan que seamos. 

David C. McClelland, realizó un "Estudio de la motivación humana", -tomando como antecedentes investigativos a Rosenthal y Jacobson-. En ella expone un caso del ámbito escolar en el que se realizarón test de capacidades a alumnos de color del casco urbano de entre 7 y 11 años y del segundo al quinto grado. Una vez elaborada dichas pruebas, se les comunicó a los profesores que una mitad de cada clase, elegida al azar, era muy brillante mientras que de la otra mitad se dieron los resultados reales. Los resultados de esta investigación fueron que la mitad de las clase que se había considerado más capacitados obtuvieron un progreso mayor al final del curso que la otra parte de la clase cuyos resultados comunicados al profesorado ern reales. También se observó diferencias de rendimiento de un grado a otro. Como conclusión, MacClelland defiende que, al considerar los profesores màs inteligentes a ciertos estudiantes, èstos tienden a rendir más. 

Todo lo anteriormente expuesto nos lleva a concluir -además que la mente puede influir en el comportamiento de otras personas si tales pensamientos son cónsonos con su actuar-, que la forma en cómo tratamos a nuestros semejantes, determinará en gran medida la manera en cómo éstos actuarán en el presente y de cara al futuro. Los refuerzos positivos generán mejores resultados que el hostigamiento, los reproches y las críticas destructivas a la hora de moldear el comportamiento de una persona. Sólo imaginen el impacto que ésto puede tener para un niño si se aplica de forma positiva el efecto pigmalión, mejorando en el proceso su autoconfianza y rendimiento en muchas fasetas de su vida. Lo que lograríamos si aplicaramos estos conocimientos en el mundo penintenciario; aumentaría, si se aplica correctamente, una mayor inserción de los convictos al mundo civil, lo que podría disminuir en gran medida la tasa de delicuencia en una población. Y si examinamos tales resultados en el mundo laboral, éstos son más que obvios; la psicología laboral ha demostrado que el refuerzo positivo ayuda mejorar el rendimientos de los trabajadores y una mayor confianza a la hora de su desempeño, lo que reduce el margen de error y una aumento considerable de la productividad, no sólo del empleado, sino de la empresa desde el punto de vista económico. 

Tal como mencioné al principio de este ensayo, las empresas como Apple, Microsoft, Google, entre otros, aplicaron estos conocimientos, con resultados más que evidentes. Las corporaciones antes citadas encabeza la lista top de las empresas más eficientes y lucrativas por esta razón, lo que ha impulsado en el proceso la innovación y desarrollo de nuevos productos y servicios. 

Por todo lo que antecede, la aplicación del Efecto Pigmalión podría generar tantos beneficios en otros ambitos además de los ya antes mencionados, como la familia, la relación conyugal, las relaciones vecinales, y un largo etc.  
 



REFERENCIAS

Wikipedia, la enciclopedia libre. (s.f.) Efecto Pigmalión

Castro S. (2023) Efecto Pigmalión, el enorme poder de las expectativas. Instituto Europeo de Psicología positiva. 

Seror, M. (2019) El efecto pigmalión en la educación. MacGrawHill. 

Pisquion, Psicología Online. (2020) El Efecto Pigmalión





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